
Unos lo consideran el Picasso coreano. Otros, el padre de la monocromía del mismo país. Para la casa de subastas Christie’s, es el artista con más valor en Corea, con una de sus obras vendida por $11.2 millones de dólares en 2019. Y la verdad, tanto las pinturas como la vida de Whanki Kim (1913-1974) hablan de la naturaleza y de los tiempos de cambio.
김환기, traducido como Whanki Kim, es el nombre de un artista que nació en Eupdong-ri en la isla de Anjwado, perteneciente a la provincia de Jeolla, en una Corea todavía unida. Siendo el cuarto hijo de una familia de granjeros adinerados, tenía que someterse a la tradición de seguir el futuro que sus padres habían decidido. Pero Kim deseaba otra cosa para él. A los 18 años, en contra de los deseos paternos, se escapó y tomó un barco que lo llevaría a Japón donde estudiaría Bellas Artes; ahí, el mundo del arte moderno, con exponentes como Matisse y Picasso, lo tentaría y enamoraría.

Cuando regresó a Corea en 1937, su padre lo obligó a casarse. Para contrarrestar su sed de libertad, empezó a reunirse con un grupo de intelectuales, que posteriormente le darían las bases ideológicas para crear su propio movimiento artístico de Nuevos Realistas para retratar la naturaleza de forma abstracta.
Do the lines I draw go beyond the limit of the sky? Do the dots shine as brightly as the stars? When I close my eyes, I see the rivers and mountains of my country more clearly than the rainbows.
¿Las líneas que dibujo van más allá del límite del cielo? ¿Los puntos brillan tanto como las estrellas? Cuando cierro los ojos, veo los ríos y las montañas de mi país con más claridad que los arcoíris.

En 1942, a la muerte de su padre, se divorcia para casarse con su amante, la viuda del famoso literato Sang Lee. En 1950, con el estallido de la Guerra de las dos Coreas, el matrimonio huye a Busán para refugiarse. Algo que influirá en la obra de Kim sería su colección de cerámica a la que protegió cariñosamente de los bombardeos. A pesar de su sencilla forma, le recordaban a la naturaleza y al arte abstracto.
Our jars opened my scope on aesthetic quality and Korean people, which can be said that the textbook I used were these jars.
Nuestros frascos abrieron mi campo de acción sobre la calidad estética y la gente coreana, lo que se puede decir que el libro de texto que usé fueron estos frascos.
Jarrón. 1954. Gruya inmortal y jarrón. 1950. Ciruela y jarrón. 1957. Albaricoques y jarrón. 1957. Sin título.
Después de tres años en un campo de refugiados, sin saber francés, el matrimonio se mudó a París. Aunque pasó ahí una corta temporada, fue ahí que empezaría a usar el color azul que tanto lo identificaría. Llamado el “azul Whanki” o el “color del hogar”, este tono lo era todo para él: la sensación de su tierra, el mar de la península, la textura del cielo.
Los pájaros voladores. 1957. Pájaro. 1959. Pájaro y luna. 1956. Paisaje en azul. C.1950. Venado. 1958. Dos lunas. 1961. Sin título. 1969. Montaña y Luna. 1964.
Gracias a una beca otorgada por Rockefeller, en 1963, Kim y su esposa prefirieron mudarse a Nueva York que tener una vida asegurada en Corea como profesores de universidad. En esta ciudad rica en arte y cultura, conoció y se inspiró de las obras de artistas como Mark Rothko y en Barnett Newman, y compartiría ideas con otros expatriados coreanos que participaban en el movimiento Fluxus. Entre estos nuevos estímulos plásticos, y la nostalgia que le provocaban los paisajes invernales neoyorquinos, Kim empezó a crear grandes lienzos monocromáticos cubiertos de pequeños puntos que asemejan mosaicos. Cada punto, cada línea, cada color azul, al final, representaban las montañas, los árboles, los mares y las estrellas, y la posibilidad de regresar, aunque sea durante unos cuantos segundos, a su tierra. Es aquí que crearía una de sus obras más importantes: Universo.
3-V-71 #203 10-VIII-70 #185 Sin título. 1970. Todavía 5-IV-73 #310 Encendido rojo 3-II-72 #220 24-Ⅸ-73 #320
