
Considerada una de las maravillas del arte renacentista, la Puerta del Paraíso es uno de los monumentos obligatorios que visitar, observar y estudiar cuando se vaya a Florencia. Su creador, Lorenzo Ghiberti (1378-1455), fue mal catalogado como artista de una sola obra –lo equivalente a Baha-Men con su one hit wonder “Who let the dogs out”–, pero al ver sus paneles finamente esculpidos en bronce, uno puede darse cuenta de lo falaz de este comentario.
Primero, un poquito de historia. La Puerta del Paraíso de la que hablaremos no fue su primera obra para el baptisterio de San Juan, sino el segundo proyecto que hizo. Este edificio octagonal tiene tres juegos de puertas: las del lado Este, Sur y Norte. La primera puerta fabricada e instalada en frente de la entrada al Domo, fue realizada por Andrea Pisano; el proyecto empezó en 1329 y terminó en 1336 y cuenta con 28 paneles, los 20 paneles superiores representan escenas de la vida de San Juan Bautista, y los ocho paneles inferiores retratan las virtudes (esperanza, fe, caridad, humildad, fortaleza, templanza, justicia, y prudencia).
En 1401 se convocó un concurso para diseñar las Puertas Norte del baptisterio. Siete escultores compitieron, incluyendo a Lorenzo Ghiberti, Filippo Brunelleschi (quien construyó la cúpula del Domo de Florencia), Donatello y Jacopo della Quercia, resultando ganador del concurso Ghiberti, de 23 años. Al orfebre le tomó 21 años completarlas y consisten en 28 paneles, 20 paneles representando escenas bíblicas del Nuevo Testamento y 8 mostrando a los cuatro evangelistas y los padres de la iglesia San Ambrosio, San Jerónimo, San Gregorio, y San Agustín.
La gente estuvo tan contenta con su trabajo que en 1425 le encargaron la puerta del Sur, que le tomaría otros 27 años. Fue tan bello su trabajo que intercambiaron los lugares de la obra de Pisano para que ésta estuviera enfrente del Domo. Esta puerta consiste en 10 paneles que relatan escenas del Antiguo Testamento y están enmarcadas por flores, personalidades de la época y figuras de santos y mártires. La puerta ya acabada parece más simple que las dos anteriores, pero realmente es más compleja, primero, por las temáticas compuestas de las representaciones, y segundo, por la composición simétrica y el equilibrio visual de la plástica de los relieves.











Existen dos historias sobre cómo adquirió el nombre de la Puerta del Paraíso. La primera, es que el nombre se le atribuye a Miguel Ángel Buonarroti quien al verla dijo que era tan bella que seguramente era la puerta que permitía el acceso al paraíso. La segunda es una metáfora sobre la salvación. En Florencia, el arte románico estuvo muy de moda, y una de las tendencias es que el campanario y el baptisterio solían ser independientes y estar separados de la catedral. También, en esta época, uno no podía ingresar a los templos católicos sin estar bautizado. Combinando estas dos ideas, cuando alguien era bautizado en el baptisterio de Florencia, las puertas Este se le abrían para poder acceder a la catedral, es decir, las puertas al paraíso y la salvación se le abrían.

Las puertas originales de Ghilberti se encuentran en el Museo dell’Opera del Duomo porque en 1966 hubo una inundación que las deterioró bastante, por lo que decidieron restaurarlas y dejarlas en un lugar más seguro para su conservación. Las que están expuestas a la intemperie son una copia fidedigna pero con elementos más resistentes al clima y al vandalismo. También existe una copia de 1867 hecha con electrotipia en el Museo Victoria y Alberto de Londres.
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