Existen amores que trascienden por siglos aunque no fueran correspondidos. Al parecer, todo comenzó a primera vista, cuando un joven pintor florentino, que acababa de poner su propio taller y empezaba a tener prestigio ante gente importante, tuvo el encargo de pintar a una joven noble recién llegada a la ciudad. Ese momento habría flechado el corazón del artista hasta la muerte.
Él, se llamaba Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, “Sandro” de cariño, y “Botticelli” tal vez por su sobrepeso cuando era niño, o por su gusto por la bebida cuando era adolescente. Nació en los arrabales de Solferino, una zona obrera de Florencia, el 1 de marzo de 1445. Fue el benjamín de los cuatro hijos del matrimonio del curtidor Mariano y de su esposa, Smeralda. A pesar de dedicarse al oficio de las pieles, prosperaron y en 1458, la familia se mudó a una villa en Careggi, lugar donde se instauró la Academia Platónica Florentina.
La ciudad de Florencia, en esa época, estaba en pleno auge artístico y filosófico gracias a los Médici, una dinastía que fungía como mecenas del arte y las ciencias. Era un ambiente propicio para inspirar a cualquier niño a ser creativo, y así le ocurrió a Botticelli. Empezó como aprendiz de orfebre junto a su hermano mayor, pero gracias al contacto de su padre con el artista Giovanni Paolo, Botticelli empezó a tener una educación profunda sobre pintura. A los 14 años, se convirtió en aprendiz de Filippo Lippi quien le ayudaría a dominar la tridimensionalidad, las caras y gestos.
Ella, se llamaba Simonetta Cattaneo. Fue hija de Cattocchia Spinola y del noble genovés Gaspare Cattaneo Della Volta. Aunque no se sabe bien el año y la ciudad dónde nació, según el poeta Angelo Poliziano, su nacimiento fue igual que el de Venus, entre las olas que golpeaban las costas de Portovenere, en Liguria. A sus 16 años, en 1469, se casó con Marco Vespucci, y poco después, por negocios de su marido, se mudó a Florencia.
El destino es curioso. Los primeros encargos de Sandro Botticelli fueron para la familia encargada de la parroquia de Todos los Santos en Solferino, los Vespucci, familia a la que pertenecería el futuro explorador Américo Vespucci, y familia política del que sería su eterno amor. De esta manera, Simonetta Vespucci, conocida en Florencia como “La Bella Simonetta” se convertiría en modelo y musa de Botticelli y de diversos artistas de la época como los hermanos Ghirlandaio, Piero di Cosimo y Leonardo Da Vinci.

Simonetta no sólo robó el corazón de artistas, sino también de hombres ilustres. Uno de ellos fue Giuliano de Médici, hermano menor de Lorenzo el Magnífico. Se dice que para conquistarla, el día de su cumpleaños organizó un torneo de juegos caballerescos so pretexto de una alianza con Milán y Venecia. En esta “Giostra” de 1475, Giuliano nombró a Simonetta como la dama de su corazón e incluso pidió a Botticelli pintarla como Palas Atenea en su estandarte de presentación. Los ganadores del torneo fueron Giuliano y Jacopo Pitti, y Simonetta se convirtió en el prototipo de belleza florentina.
No existen indicios de qué ocurrió con el estandarte, pero una pintura posterior, datada de 1483, hace memoria a ese momento histórico. En ésta se ve a Venus y a Marte como contrarios: Venus, despierta pero estática, vestida y recatada; Marte, dormido pero dinámico, desnudo y vigoroso. Hasta se podría pensar que es una alegoría a que el amor vence la violencia.

Simonetta murió de tuberculosis un año después del torneo, cuando sólo tenía 23 años. Su marido se casó poco después, pero su muerte impactó a Giuliano como a Botticelli. Giuliano, aunque siempre respetó a Simonetta como una mujer casada, conservó su amor platónico hasta que fue asesinado en 1478 en la conspiración de los Pazzi, un ataque orquestado por la familia Pazzi y el papa Sixto IV en contra de la expansión florentina de los Médici en Toscana. Fueron atacados saliendo de misa en Santa María del Fiore; Lorenzo sólo fue herido, pero Giuliano murió al instante después de ser apuñalado 19 veces.

De su parte, Botticelli convirtió en todas las mujeres de sus obras en Simonetta. Nunca se casó y hasta fue acusado anónimamente de sodomía, pero jamás comprobaron tal delito y quedó impune. Vivió 34 años más que ella, y aunque nunca fue correspondido, su último deseo fue yacer a los pies de su amada después de morir. Y así fue, en 1510, cuando tenía 65 años, fue sepultado en la parroquia de Todos Los Santos de Solferino a los pies de su musa.

A continuación, se muestran varias obras donde aparece Simonetta Vespucci:
SIMONETTA EN OBRAS DE PIERO DI COSIMO


A la izquierda: Retrato de Simonetta Vespucci como Cleopatra. Pintado en 1490. A la derecha: La muerte de Procris o Sátiro de luto por una ninfa. Pintado en 1495.
SIMONETTA EN DIBUJOS DE LEONARDO DA VINCI


A la izquierda: La Scapigliata o La Despeinada. Dibujado hacia 1508. A la derecha: Cabeza de mujer. Sin fecha.
LAS SIMONETTAS DE BOTTICELLI



También aparece como La Virgen del Magnificat de 1481. Simonetta aparece como La Virgen de la Granada, pintado en 1487.

Retrato póstumo de Simonetta, hacia 1476-1480. Retrato de Simonetta, hacia 1480-1485.
Al final de su vida, Botticelli realizo entre 140 y 150 pinturas. ¿Qué opinan de este amor platónico incondicional?