Rembrandt y sus selfies barrocas

Paris Hilton asegura que ella, en algún día del 2006 y junto a Britney Spears, inventó los autorretratos fotográficos, o lo que actualmente llamamos cariñosamente como selfies. Tal vez ella las habrá popularizado, pero existen varios registros de gente que tuvieron la misma idea anteriormente. Dejando atrás el duckface o los filtros, según la Librería del Congreso de Estados Unidos, el documento más antiguo que tienen de esta índole es una fotografía de 1839 perteneciente a Robert Cornelius que, por la modalidad técnica de ese entonces, tuvo probablemente, que esperar inmóvil durante 15 minutos. Posteriormente, grandes personalidades como Anastasia Romanov, Frank Sinatra y George Harrison también experimentaron con una cámara para autorretratarse.

Pero, desde mucho antes existían los autorretratos, y sea como fuere, y el rey de estos fue Rembrandt Harmenszoon van Rijn. La palabra autorretrato se compone del prefijo auto que se refiere a “sí mismo” y la raíz latina retractus o retrahere que significa “dirigirse hacia atrás”. Es una forma de introspección que exige pleno autoconicimiento para retratar a plenitud, interior y exteriormente, la personalidad del artista. Esta práctica que data desde el Antiguo Egipto, se fue desarrollando copiando el reflejo de un espejo para ayudar a recrear a la perfección las facciones, y se popularizó durante el Renacimiento con grandes nombres como Alberto Durero (1471-1528), y Leonardo Da Vinci (1452-1519).

Grabado con autorretrato de Rembrandt, 1634. (Fuente de la imagen: Wikipedia)

Rembrandt (1606-1669) fue un pintor y grabador neerlandés, considerado el artista más importante de todos los tiempos de su país. Su estilo barroco muestra un profundo conocimiento de los íconos clásicos así como de las Escrituras, lo que le permitió en su momento hacer representaciones dinámicas y de gran impacto y que hablaran directamente al público de forma empática y sencilla. Según varias investigaciones lideradas por el Proyecto de Investigación Rembrandt, en su haber hizo alrededor de 300 pinturas, 300 grabados y más de 2 mil dibujos, en los que se destacan varios paisajes, escenas cotidianas, motivos históricos, cuadros narrativos y bíblicos y sus famosos autorretratos. 

De manera secuencial, Rembrandt se retrata a lo largo de su vida haciendo evidente su evolución como artista y persona. En 40 años y alrededor de 100 autorretratos, se puede apreciar el desarrollo personal de un joven alegre, extrovertido y de estatus acomodado, hasta llegar a convertirse en un hombre maduro, intimista, pío y modesto, después de haber vivido durante su madurez más allá de sus posibilidades. En el plano artístico, su estilo fue cambiando a lo largo de los años; al comienzo, predominaban las pinceladas minuciosas y casi caligráficas, y poco a poco, la fuerza y expresividad le permitieron alcanzar una libertad creativa donde pintaba con los dedos.

El primer autorretrato de Rembrandt: El pintor en su estudio, 1626. (Fuente de la imagen: Wikipedia)

Su primer autorretrato fue terminado hacia 1626 en su taller situado en la última planta de un edificio de Leiden. En éste, se ve a un chico de 20 años con ricos ropajes y absorbido por el espacio de una recámara vacía donde destaca un caballete. La precisión con que Rembrandt describe la estancia es asombrosa. Es el momento preciso en que éste se aleja unos pasos del caballete y, pincel en mano, observa con mirada crítica su obra, invitando al espectador a vivir su proceso creativo. El detalle de la habitación es minucioso; se pueden apreciar los quisquillosos detalles de la puerta con el quicio agrietado, el muro donde colgaba sus paletas, la piedra para mezclar los pigmentos, la humedad que rezuma por las paredes resquebrajadas y la textura de la cal y el ladrillo. Es una atmósfera pictórica que te permite incluso percibir olores y sensaciones.

Nunca sabremos exactamente por qué Rembrandt se pintó a sí mismo con tanta frecuencia en comparación con sus contemporáneos, pero es fácil ver por qué sus imágenes resuenan profundamente en la actualidad. Sus autorretratos se sienten contemporáneos; a pesar de dibujarse o pintarse docenas de veces, juega con su vestuario, con su postura y con sus emociones, y hasta exagera en varios de ellos su nariz, rasgo que no le gustaba.

Su última selfie barroca, Autorretrato a los 63 años, 1669. (Fuente de la imagen: Wikipedia)

A continuación, se muestra una línea del tiempo con sus retratos, grabados y dibujos, para apreciar su crecimiento como ser humano y artista:

Dando link en la imagen, lleva a la infografía con la línea del tiempo del artista. Cuando se pasa el cursor en cada obra, se obtiene la información de la misma.

Como un extra, Rembrandt fue un hombre adelantado a su tiempo y también se retrató photobombing varias escenas. El photobomb es aparecer en un recuadro aunque no se pertenezca propiamente al entorno; mucha gente en la actualidad lo hace para arruinar una fotografía, pero él lo hacía para darle validez de facto a sus obras y romper la cuarta pared para hacer al espectador parte de la obra.

La tormenta en el mar de Galilea, 1633. (Fuente de la imagen: Wikipedia)
La ronda de noche, 1642. (Fuente de la imagen: Wikipedia)

¿Qué hubiera hecho si hubiera vivido en tiempos modernos con una cámara digital?

Publicado por Miss Chalak

Curiosa empedernida y adicta a la hipervinculación. Descubrió que es amante de la semiótica y los idiomas cuando estudiaba una maestría en Historia del pensamiento. No entiende por qué decidió describirse en tercera persona.

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