
Johannes Vermeer (1632-1675) nació en Delft, Países Bajos, en la Edad de Oro neerlandesa, periodo de gran desarrollo político, económico y cultural. Existe poca información de su vida; siendo protestante se casó con una mujer católica de nombre Catharina Bolnes con la que tuvo 15 hijos, de los que cuatro murieron antes de ser bautizados. Debido a la guerra franco-neerlandesa (1672-1678), el matrimonio entró en crisis porque nadie compraba los cuadros del artista. Vermeer enfermó súbitamente muriendo a los pocos días. Las deudas de la familia eran tan grandes que su esposa tuvo que renunciar a su herencia familiar para poder pagar a los prestamistas.
En cuanto a su obra se refiere, la historia se repite. Se conocen pocas obras atribuidas al artista –un número entre 33 y 35. Se piensa que era un artista que dependía únicamente de encargos de mecenas. Además, cada cuadro contiene una cantidad de detalles, un cuidado hacia las zonas luminosas, sin caer en el garigoleo barroco de la época. Incluso, muchos estudiosos creen que Vermeer podría ser un precursor del hiperrealismo actual debido a su atención a los colores, la fidelidad de los ambientes y la cristalinidad con la que representa sus cuadros.
Con un promedio de realización de dos pinturas al año, Vermeer buscó otras formas de proveer para su familia. Una de estas actividades era ser experto en arte, validando la autenticidad de cuadros ante notario para que los compradores tuvieran un precio justo. Al hacer bien su trabajo, incluso se convirtió por algunos años en decano del gremio de artistas de su ciudad, un puesto considerado para una personalidad influyente y respetada.
Sus obras más famosas son La joven de la perla, Vista de Delft, La lechera y El astrónomo. Cada una de sus pinturas transporta al espectador a la escena que representa, haciendo casi palpables las texturas y escuchando hasta la respiración y pensamientos de sus modelos. Los temas que plasmó fueron escenas de la vida cotidiana –sobre todo protagonizadas por mujeres–, escenas históricas y religiosas, escenas moralizantes, y escenas costumbristas de las artes, retratando artistas, músicos y científicos.
A partir del siglo XIX, las obras de Vermeer se convirtieron en unicornios: objetos únicos, extraordinarios y rarísimos. Durante el asedio nazi, se falsificaron obras en su nombre debido a su valor artístico, histórico y económico. Asimismo, hoy en día, cualquier noticia sobre el artista causa furor y sensación y esto ocurrió con el cuadro de Niña leyendo una carta en una ventana abierta.

El óleo muestra a una mujer joven, usando un fino vestido amarillo y negro, que lee una carta en frente a su ventana para tener mejor luz. Cuando se encontró, la pared detrás de ella estaba en blanco, pero una radiografía de 1979 mostró que en realidad había algo en ella. Como no era raro que los artistas pintaran sobre su trabajo, los estudiosos pensaron que seguramente Vermeer había cambiado de opinión y por estética prefirió tener una pared en blanco.
Posteriormente, un proyecto de investigación iniciado en 2017 por la Staatliche Kunstsammlungen Dresden refutó esa idea. Gracias a la tecnología, los investigadores pudieron concluir que la capa de pintura que recubría la pared se completó varias décadas después de que se terminó el lienzo original. Como el cuadro conocido no representaba la verdadera visión creativa del artista, un equipo de restauración se encargó de sacar a la luz lo que escondía la capa adicional de pintura.

El trabajo de limpieza y restauración se completó a principios de 2021, y encontraron una pintura de Cupido, el dios del deseo amoroso. Este elemento le da un nuevo significado a la obra: en vez de una escena costumbrista, se puede relatar una historia de amor entre la niña y el remitente de la carta. Se desconocen los motivos de porqué censuraron al hijo de Venus; unos creen que la figura desnuda de la alegoría era demasiado provocativa para un dueño conservador y fue censurada, otros piensan que por gustos estéticos y modestia, era mejor una pared vacía. Sea como fuere, después de 360 años, la obra de Vermeer se puede apreciar como realmente fue creada.
Y ustedes, ¿qué prefieren?, ¿la obra con Cupido o sin él?

