El valor de una obra de arte: tasaciones, NFT y quema de un Frida Kahlo

El mundo de la tasación de arte no es tan complicado como nos lo hacen pensar. Normalmente, para poner precio a una obra física –sobre todo en un lienzo, ya sea una pintura o una fotografía–, los expertos miden su superficie. Después de esto, investigan el costo pagado por adquisiciones recientes del nuevo artista en casas de subasta o galerías y sus medidas: dividen el precio con el número de centímetros cuadrados para tener un costo unitario. Se cotejan datos de otras dos obras, se promedia el costo unitario de las tres piezas y se obtiene el precio final de la tasación.

Veamos un ejemplo: 

El valor de las obras de arte depende de muchas cosas: el artista, la popularidad y moda en el mundo del arte en el momento de la tasación, los descubrimientos recientes (nuevas pinturas, o cuadros escondidos debajo de la misma pintura), las exposiciones en museos importantes, la demanda de adquisición de coleccionistas, la oferta y cantidad de obras que hay en el mercado… Por eso cada precio no es fijo y fluctúa mes con mes. Para los NFT, estos tokens no fungibles que viven en el mundo digital, la tasación de precios es más o menos similar, pero en vez de centímetros cuadrados el precio unitario se basa en el peso del archivo (bit, bytes, kilobytes, megabytes, gigabytes, terabytes, etc.). 

En un evento ocurrido el 30 de julio de 2022 en Miami, el mundo del arte vivió una enorme polémica sobre cómo dar más valor a un NFT. El empresario Martín Mobarak, que se proclama a sí mismo como un “alquimista de arte”, hizo una subasta benéfica para donar el 30% de las ganancias adquiridas para luchar contra el maltrato doméstico. Los artículos en venta fueron 10 mil NFT de un dibujo poco conocido de Frida Kahlo, llamado Fantasmones siniestros. Pero, para transportar esta obra al metaverso, el señor Mobarak decidió quemarla para que así los tokens digitales valieran muchísimo más.

Mobarak quemando la obra al son de los mariachis. (Fuente de la imagen: Youtube)

Kahlo dibujó Fantasmones siniestros en su diario, en la época en que no podía salir de su cama. En éste, se ve los efectos que la morfina, el dolor y la desesperación causaban en la artista, quien simplemente quería volver a estar de pie y tener una vida normal. Cuando un amigo suyo la visitó, ella arrancó la hoja de papel de su cuaderno y se lo regaló, y desde entonces el dibujo permaneció en colecciones privadas, siendo en 2005 la última vez que cambió de dueño para convertirse en parte de la colección de Mobarak con un valor de 10 millones de dólares.

Fantasmones siniestros, 1944, Frida Kahlo. D.E.P. (Fuente de la imagen: Sopitas)

En esa hoja de vil papel de celulosa, no sólo se encontraba trabajo de la popular Frida Kahlo, una de los pocos artistas mexicanos cuyas obras se consideran monumentos culturales de México, es decir, obras que revistan un valor estético relevante y que no deben salir incluso del país, sino que contenía sus huellas dactilares, su escritura, “su sangre, sudor y lágrimas” –para no decir meramente, sus “fluidos”–. Esa hoja podía ser estudiada para ver si había escrito algo antes para luego borrarlo, tenía marcas de escritura de las entradas anteriores y posteriores de su diario… y todo eso se perdió.

La pregunta ahora es: ¿un NFT vale más sin un original físico? La respuesta es simple: NO. Ejemplos de esto son Jeff Koons que vendió sus NFT de la Luna con obras físicas y  la Galería Belvedere de Viena, que vendió 10 mil NFT de El beso de Gustav Klimt, a $2,087.00 cada uno para recaudar fondos y no tuvieron que destruir la pintura original. 

Nada se compara con una obra física. La tecnología, conforme avanza, va volviendo obsoletos varios dispositivos. Pasó con los videos Beta, VHS, DVD, Blu-Ray, con la música en cassette, CD y minidisc, para migrar a la era digital. Sucedió lo mismo con las memorias externas para almacenamiento de datos, volviendo los discos de 3 ½ y las llaves USB herramientas de la prehistoria porque todo está ahora en la “nube”. Pero, ¿qué sucederá cuando ya no tengamos el dispositivo necesario para leer el NFT adquirido?, o, ¿qué haremos cuando éste se pierda en una nueva migración digital? Hasta el momento siempre habíamos tenido los celuloides, las pistas grabadas, los libros y los documentos como respaldo…

Haciendo el recuento de los daños de esta situación, el señor Mobarak se quedó $10 millones más pobre, la humanidad se quedó sin una obra más, y lamentablemente, la estupidez del excentricismo se volvió aún más ilimitada. 

Frida Kahlo muy decepcionada del señor Mobarak. (Fuente de la imagen: Pinterest)

Publicado por Miss Chalak

Curiosa empedernida y adicta a la hipervinculación. Descubrió que es amante de la semiótica y los idiomas cuando estudiaba una maestría en Historia del pensamiento. No entiende por qué decidió describirse en tercera persona.

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