Los Juicios de Salem y Alexander McQueen

Salem es una de las ciudades más antiguas de Estados Unidos, siendo fundada en 1626 por el conquistador inglés Roger Conant. Actualmente cuenta con la mayor cantidad de edificios de la época colonial dentro del territorio estadounidense, preservando 407 casas originales. Asimismo, su popularidad reside en que en ella tuvieron lugar los juicios contra presuntas brujas entre 1692 y 1693.

Los juicios contra herejía empezaron en 1184 en Languedoc, Francia, cuando se fundó la Inquisición medieval. En un principio, se buscaba crear un orden legal y social donde la gente que tenía ideas y creencias contrarias a los de las autoridades eclesiásticas de la Iglesia católica, como lo fueron los cátaros, quienes creían maniqueamente que Dios había creado el Paraíso y las almas, y Satanás el mundo material, los males como las enfermedades, las guerras y el hambre, y la Iglesia católica. 

Con los años, se crearon capítulos locales de la Inquisición. La española (1478-1834), la portuguesa (1536-1821) y la romana (1542-1965) buscaron perseguir a quienes tenían ideas que ponían en riesgo los dogmas cristianos y lo escrito en las Sagradas Escrituras –como Galileo quien defendió la teoría copernicana del heliocentrismo–. Otras víctimas de esta persecución fueron los sodomitas, los judaizantes, y los practicantes de brujería, grupo donde se encontraban los alquimistas, y  las mujeres que sabían de medicina y de química. 

Juicio por brujería de George Jacobs Padre, Tompkins Harrison Matteson,  1855. (Fuente de la imagen: Art & Object)

Asimismo, en los estados protestantes hubo persecuciones inquisitivas. Aunque la mayoría de los perseguidos eran católicos, todo lo que olía a brujería también era asediado, torturado, juzgado y sentenciado. Con el descubrimiento de América y la colonización, estas prácticas se asentaron en las nuevas ciudades. A lo largo del tiempo, las colonias puritanas como Alse Young, Boston, Springfield, Ipswich, Andover, Danvers, Beverly y los condados de Essex, Berkshire y Middlesex, tuvieron sus brujas, muchas de ellas parteras que conocían remedios herbolarios. Todas estas ciudades tuvieron juicios, alrededor de uno cada tres años, pero en Salem, las cosas se salieron un poco de control. 

Se creía que los lunares eran la marca de los demonios al cuerpo humano. Examinación de una bruja, Tompkins Harrison Matteson, 1853. (Fuente de la imagen: Smithsonian Magazine)

Todo comenzó cuando la hija del reverendo de la ciudad y su prima empezaron a tener actitudes extrañas –correr gritando y agitando los brazos, tratar de trepar por la chimenea, esconderse debajo de las sillas– porque decían ser mordidas, pellizcadas y maltratadas por seres invisibles. Cuando un médico fue a visitarlas para entender el orígen de sus malestares, diagnosticó que los síntomas eran parecidos a los de unos niños en Boston que fueron embrujados por su lavandera irlandesa cuatro años antes. 

Debido a la presión del reverendo y para evitar ser castigadas por mentirosas, las niñas de 11 años, afirmaron estar poseídas y señalaron a tres mujeres de ser culpables: Sarah Osborne, una terrateniente cascarrabias que despreciaba a sus vecinos por sus ideas puritanas y que tenía una rencilla por un terreno con una de las familias más ricas de Salem; Sarah Good, una mujer embarazada de nivel socioeconómico bajo cuyo marido siempre se quejaba de ella por sus constantes regaños; y Tituba, una esclava cuyo origen étnico se encontraba entre nativa americana y afrocaribeña. Tanto Osborne como Goode defendieron su inocencia, pero Tituba señaló que sí practicaba brujería y era sierva del Diablo. A Osborne la encarcelaron hasta su muerte, a Good la ahorcaron y a Tituba ni siquiera la enjuiciaron.  

La martir de Salem, Thomas Satterwhile Noble, 1869. (Fuente de la imagen: Wikipedia)

Posteriormente, otras niñas de buenas familias empezaron a tener síntomas similares y a acusar a otras mujeres de brujería. La ciudad se convirtió en un lugar de dimes y diretes donde los vecinos que tenían alguna pugna con otros empezaron a señalarse entre sí. El resultado fue de 150 a 200 personas detenidas y encarceladas, de las cuales 5 murieron en prisión y 19 —catorce mujeres y cinco hombres— fueron ahorcados. 

Lee Alexander McQueen (1969-2010) fue l’enfant terrible de la moda. De origen humilde, nació en Londres siendo el benjamín de los seis hijos de un taxista. A los 16 años abandonó sus estudios ya que quería ser diseñador, labor que ya había realizado antes confeccionando ropa para sus hermanas.  Entró a trabajar como aprendiz en una de las sastrerías más importantes de Savile Row, Anderson & Sheppard . Después de más de dos años trabajando allí y tras pasar por varios talleres, viajó a Milán para ponerse a las órdenes, durante un breve periodo de tiempo, del diseñador Romeo Gigli. 

Alexander McQueen en su oficina. (Fuente de la imagen: Vogue España)

En 1994 se graduó de un postgrado en St. Martins College of Art & Design de Londres, una importante escuela de diseño de modas, con una colección basada en Jack el destripador. En octubre de 1996, McQueen ganó el premio al mejor diseñador del año, lo que le brindaría la oportunidad de convertirse en el sucesor de John Galliano y ser la cabeza de Givenchy. En 1997, lanza también su propia marca donde podía ser más transgresor e irreverente sin tener que preocuparse por las líneas editoriales de una marca con cierta tradición.

Sus diseños mezclan lo oscuro, gótico y siniestro de los cuentos nada edulcorados de los hermanos Grimm, y la transgresión social del rock y el punk londinenses. Calaveras, hongos, anémonas que parecen heridas mortales, conjuntos de cuero que remiten a lo fetichista… Combina sus gustos hacia sus ancestros, la ornitología, la cultura popular, y las películas. Cada uno de sus modelos muestran una actitud provocadora, contestataria, irreverente y única frente al sistema.

Su vida personal no fue tan escandalosa como sus diseños. Desde pequeño supo que era homosexual, y nunca fingió no serlo. En el 2000, se casó con el cineasta George Forsyth; aunque se divorciaron al año, siguieron siendo muy amigos. En el 2007, su mentora y una de las personas más inspiradoras e importantes de su vida, Isabella Blow, se quitó la vida. Este hecho desencadenaría su profunda depresión. En 2010, su madre, la mujer que siempre lo apoyó y a quien más quería, murió. Una semana después, el diseñador se suicida dejando un legado anacrónico para la posteridad. 

¿Qué tienen en común los Juicios de Salem con Alexander McQueen? Elizabeth Jackson Howe. Esta mujer nació en Yorkshire, Inglaterra, en 1637. Viajó a las nuevas colonias de Estados Unidos. Estaba casada y tenía seis hijos. En 1692, la hija de 10 años de la familia Perley dijo que Howe la pinchaba con alfileres y la atormentaba. Otras niñas se sumaron a las acusaciones, asegurando que también fueron torturadas por su mano maligna. A pesar de que varias personas atestiguaron a favor de ella en su juicio, fue declarada culpable y sentenciada a muerte. En julio de 1692, muere; unas fuentes dicen que en la horca, otras que en la hoguera. Era pariente lejana de McQueen por parte de su madre.

Registro del juicio de Elizabeth Howe, 31 de mayo de 1692. (Fuente de la imagen: Smithsonian Magazine)

Unos creen que este penoso episodio histórico se dio como una conjunción entre el fanatismo religioso y el cornezuelo, un hongo en el centeno que provoca lo mismo que el LSD. La histeria colectiva que sentenció a varios inocentes, entre ellos a su antepasado, inspiró al diseñador a crear su colección In Memory Of Elizabeth Howe, Salem 1692. Ésta estaba constituida por modelos que mezclaban corpiños un estilo guerrero en cuero marrón que sugería un desafío contra la persecución, con faldas planas que ocultaban la boca, la nariz y la frente, insinuando la supresión de las libertades religiosas.

La paleta sombría de colores giraba alrededor de los negros, marrones, rojos, verdes con toques de azul y dorado que hacían hincapié en las artes oscuras y la cultura popular del puritano Nuevo Mundo británico. Los tocados referenciaron símbolos paganos como lunas crecientes y estrellas, y objetos de alquimia y pociones mágicas como esferas y patas de pollo. 

Las piezas más autobiográficas de toda la colección son un vestido de terciopelo negro y cuentas gris bronce y un vestido de terciopelo verde y cuentas cobrizas, ambos bordados desde el cuello hasta los mulos, simulando un efecto de hoguera.

Publicado por Miss Chalak

Curiosa empedernida y adicta a la hipervinculación. Descubrió que es amante de la semiótica y los idiomas cuando estudiaba una maestría en Historia del pensamiento. No entiende por qué decidió describirse en tercera persona.

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